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Historia de Diosas

 



01

Atenea: La diosa de la sabiduría y la guerra justa

Atenea nació de la cabeza de Zeus, completamente armada, después de que él se tragara a su madre, Metis. Atenea se convirtió en la protectora de Atenas tras competir con Poseidón; mientras él ofreció un manantial salado, ella ofreció el olivo, símbolo de paz y prosperidad. Los atenienses eligieron su regalo y así ella se convirtió en su patrona.

02

Afrodita: La diosa del amor y la belleza

Afrodita nació de la espuma del mar, según una versión, tras la castración de Urano. Era tan bella que causaba disputas entre los dioses. En la historia del Juicio de Paris, Afrodita ganó una competencia entre diosas al prometerle a Paris el amor de la mujer más bella del mundo: Helena, lo que eventualmente desencadenó la Guerra de Troya.

03

Artemisa: La diosa de la caza, la naturaleza y la virginidad

Artemisa era protectora de las doncellas y los animales salvajes. Una historia famosa es la de Acteón, un cazador que la vio desnuda por accidente mientras se bañaba. Artemisa, enfurecida, lo convirtió en ciervo y fue devorado por sus propios perros de caza.

04

Perséfone: La reina del inframundo

Perséfone fue secuestrada por Hades para ser su esposa en el inframundo. Su madre, Deméter, diosa de la agricultura, entró en una profunda tristeza, haciendo que la tierra dejara de dar frutos. Finalmente, se acordó que Perséfone pasaría parte del año en el inframundo (invierno) y parte en la tierra (primavera-verano), explicando así las estaciones.



05

Hestia: Diosa del hogar y el fuego sagrado

Hestia era una de las diosas más importantes del panteón, aunque poco aparece en los mitos porque era muy pacífica. Rechazó el amor de Apolo y Poseidón, y juró permanecer virgen. Se encargaba del fuego sagrado de cada hogar y del templo común de la ciudad. Su culto era esencial, y nunca se permitía que su llama se apagara.

06

Némesis: Diosa de la justicia retributiva

Némesis castigaba la arrogancia y la desmesura. Un mito cuenta que fue ella quien castigó a Narciso, el joven tan bello que despreciaba a todos los que lo amaban. Némesis lo llevó a enamorarse de su propio reflejo hasta morir de tristeza.

07

Eos: Diosa de la aurora

Eos abría las puertas del cielo cada mañana para que saliera el Sol. Se enamoraba con frecuencia de mortales. Uno de sus amantes fue Tithonos, a quien pidió la inmortalidad para él, pero olvidó pedir la juventud eterna. Tithonos envejeció eternamente, y Eos terminó convirtiéndolo en un grillo.

08

Éride (Eris): Diosa de la discordia

Éride fue la responsable indirecta de la Guerra de Troya. No fue invitada a la boda de Tetis y Peleo, y en venganza arrojó una manzana dorada con la inscripción “para la más bella”. Esto provocó una disputa entre Hera, Atenea y Afrodita, lo que llevó al Juicio de Paris y, eventualmente, al conflicto bélico.



09

Tique: Diosa de la fortuna y el destino

Tique era la diosa que regía la suerte de las ciudades y de los individuos. Se la representaba con una rueda o una cornucopia. Aunque no tiene mitos tan desarrollados como otras diosas, era muy venerada en ciudades como Antioquía, donde se creía que su favor podía traer prosperidad o ruina.

10

Hemera: Diosa del día

Hemera era la personificación del día y una de las deidades primordiales. Hija de Nyx (la Noche) y Érebo (la Oscuridad), cada día salía del inframundo cuando su madre descendía. Aunque no tiene muchos mitos individuales, su presencia era vital en el ciclo cósmico: cuando Hemera subía, la noche desaparecía.

11

Ananké: Diosa de la necesidad y el destino inevitable

Ananké era una de las fuerzas más poderosas del cosmos, incluso por encima de los dioses olímpicos. Representaba la necesidad, el destino al que nada ni nadie podía escapar. Junto con Chronos (el Tiempo), rodeaba el universo primordial en forma de serpiente. Aunque no era adorada como los demás dioses, era temida y respetada.

12

Cirene (Kyrene): Ninfa heroína y diosa menor de la caza

Cirene era una princesa y cazadora valiente que protegía rebaños de animales salvajes. Apolo se enamoró de su valentía y la llevó a Libia, donde fundó la ciudad de Cirene en su honor. Fue divinizada por Apolo, y juntos tuvieron un hijo, Aristeo, dios de la apicultura y los pastores.